Ven a mi nido

Sinopsis

«Que Inés María Guzmán haya escogido de forma deliberada poetizar un tema tan explícitamente erótico como el de estas nueve posturas sexuales, quizás se deba a que ahora la poeta, desde la atalaya de la vida, se sabe sin condicionantes externos que le impidan expresar de forma natural el deseo femenino. Sin fuegos de artificio, sin provocación gratuita, los poemas se deslizan con suavidad atendiendo más a la sugerencia y la sutileza que al crudo subrayado (en completa armonía, por otro lado, con las delicadas ilustraciones que acompañan a los textos, realizadas también por otra mujer, la dibujante Cristina Guzmán): Muy lentamente / el placer se eterniza / subida al cielo.

»Así, con juegos, caricias, sensualidad, secretos placeres, el afán de posesión absoluta del otro (Si me devoras / comienza por lamerme, / trágame luego) y, sobre todo, con el sabio uso de la palabra poética, Inés María Guzmán ha sabido trazar en estos cuarenta y cinco haikus una certera y compleja radiografía de los sucesivos estados del deseo sexual femenino».


Sobre el libro

«Dicen que los mejores perfumes vienen siempre en frascos pequeños y en el caso único y paradigmático de Ven a mi nido, el nuevo título que nos entrega con bondad y picardía Inés María Guzmán, el proverbio se cumple, sin duda alguna, a la perfección y con justicia. El libro (...) se estructura en un total de nueve bloques, que no son otra cosa que la cristalización lírica de las nueve posturas milenarias del Tao, a saber: El dragón que gira, El tigre al acecho, El mono que salta, Las cigarras que se aparean, La tortuga que sube, El Fénix que aletea, El conejo que se lame el pelo, Peces con escamas imbricadas y Grullas con los cuellos unidos. Tal y como puede observarse, los títulos de cada parte resultan regulares en su arquitectura —y esto se presenta ya como una clave armónica muy acertada—,pues estos se construyen con un sintagma nominal nucleado por un sustantivo referente a un animal —singular o dual— al que lo sigue un complemento del nombre —que las más de las veces es una oración de relativo, pero en hasta tres ocasiones es un sintagma preposicional—. Por fortuna, quien explore esta obra no hallará ningún tipo de obstáculo para identificar cada una de dichas posturas, porque una ilustración en blanco y negro de la maravillosa artista Cristina Guzmán sirve permanentemente de pórtico a su lectura y también como guía en materia de erotismo.

»Más allá del acierto sintáctico y del regalo visual, en lo poético el compendio se erige entremezcladamente sobre dos moldes occidentales: el haiku —o el haikú, según quien lo acentúe— y el senryu, sendos baluartes insignes de la poesía japonesa. Ambos son poemas muy cortos, de tan solo diecisiete sílabas, distribuidas habitualmente siguiendo el esquema de 5 / 7 / 5; sin embargo, mientras que el haiku se propone, al menos en la tradición nipona primitiva, como un breve relato —incluso correlato— cargado de emoción y como un breve relato descriptivo de la naturaleza, capturada en un instante preciso, atrapada en un momento de belleza al filo de su desaparición, el senryu, en su evolución lógica, permite la reflexión sobre la existencia humana y se adereza con algunos tintes de humor negro y de cinismo en lo tocante a las miserias y a la vanidades. Así, Inés María Guzmán reúne en su lengua vernácula —el español— la forma de dos microcontinentes de la lírica japonesa para amalgamarlos con una corriente filosófica y espiritual de origen chino: el taoísmo, cuyo fundamento reside en la dicotomía interdependiente entre una fuerza pasiva y una fuerza activa, entre un aspecto femenino y un aspecto masculino, entre lo oscuro y lo luminoso, entre lo malo y lo bueno; esto es, entre el yin y el yang. Si bien todos estos conceptos están operando al unísono en Ven a mi nido de manera perenne, la poeta se focaliza, en realidad, en la vía de la indagación sexual. Este camino podría propiciar —a mi juicio— una lectura mística del conjunto, atendiendo a sus códigos, la cual nos hace entender que, en efecto, el cuerpo posee por derecho su propia noche oscura al igual que el alma, parafraseando inicialmente a San Juan de la Cruz y parafraseando luego a Antonio Gala en sus Trece noches».

Pedro J. Plaza

Llevo días leyendo este insólito libro de Inés María Guzmán, tan delicado y sutilmente erótico, de una sensualidad tan explícita como sugerente. El libro, editado por ELVO, hermosamente ilustrado por Cristina Guzmán y arropado por textos de Antonio Aguilar, Pedro J Plaza, Lola Acosta y Mari Carmen Guzmán, es un conjunción de lirismo y suave erotismo, que enriquece la obra ya considerable de la autora, que fue 30 años Vocal de Poesía del Ateneo de Málaga.

José Infante Martos


La autora

Inés María Guzmán

Miembro del Instituto de Estudios Ceuties, vive en Málaga desde 1970, por lo que se considera malagueña de adopción. Licenciada en Arte Dramático por los Conservatorios Superiores de Málaga y Sevilla. Una larga trayectoria literaria avala a esta poeta a quien avala un buen número de poemarios de extraordinaria calidad, entre los que destacan: Hace ya tiempo que no sé de ti, Por la escala de Jacob, El águila en el tabernáculo, El violín debajo de la cama, Trípticos inmortales o La visita.

Ficha técnica

  • Título: Ven a mi nido
  • Autor: Inés María Guzmán
  • Género: Poesía
  • ISBN: 978-84-124591-9-7
  • Fecha: Diciembre-2022
  • Páginas: 74
  • Cubierta: Tapa blanda
  • Formato: 18 x 21,5 cm.
  • Idioma: Español

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