Madrid
Carmen Buendía Torres es mi madre. Mujer de extrema sensibilidad, gran lectora, amante de la música y la pintura, fue quien me introdujo en el arte y quien inoculó en mí esta rara enfermedad que contra toda lógica y razón me empuja a escribir. Mi padre, Juan Casado León, abogado como yo, fue quien me enseñó el valor del esfuerzo y el poder de la perseverancia. Se ve que las letras y la poesía me persiguen o iluminan atravesando tres siglos. Presentes en mi familia a lo largo de generaciones, han vuelto a surgir al mundo brotando de mi pecho como un manantial que hunde sus raíces en algo mucho más fuerte y presente que este cuerpo casi mayor y de genio distraído.
En muchos aspectos, mis poemas son poco más que ecos de todos aquellos que me precedieron. Solo aspiro a estar a la altura de ese legado, deseando que mi limitado talento no flaquee y me abandone. Si «por sus obras los conoceréis», que por mi obra conozcas a los que abrieron el camino que ahora transito con mi poesía. Mi bagaje: Una voz propia (2019) e Ibidem (2021), además de este 33 que tienes al alcance de tu mano.